jueves, 28 de junio de 2012

Portada

Portada

Queridos lectores: Acaba de salir el número 5 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.
Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus crónicas a: mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia.

Gran noticia

Con el propósito de promover el uso del braille como herramienta imprescindible de acceso a la información e integración social, cultural y laboral de los ciudadanos con problemas visuales residentes en Europa, la Unión Europea de Ciegos, convoca, cada año, el Concurso Europeo de Redacción en Braille, que consta de dos fases para ser el trabajo ganador: ser seleccionado en el país de origen, y después entre los seleccionados por cada país. En la edición de 2012 participé con el trabajo titulado “Falsa noticia”. Ante mi sorpresa, el pasado 9 de junio, fecha en la que cumplo años, por cierto, me comunicaron que mi trabajo había sido seleccionado. Esto no quiere decir que finalmente, lo que se sabrá para septiembre, sea el trabajo ganador, pero está claro que para llegar a la última fase, hay que superar la primera, y esto ya es un hecho. Estoy muy contenta por ello, sobre todo porque algún amigo lo ha pasado por Internet, y, estos días, a la bandeja de entrada de mi correo electrónico,, llegan felicitaciones de personas que yo ni podía soñar, y como soy más dada a contar lo bueno que lo malo, quiero compartir mi alegría con vosotros. Por si os apetece conocer el trabajo, os lo dejo en Cajón de Sastre, la Vitrina me parece demasiado para algo que he escrito yo.

Agradecimientos

En este número quiero dar las gracias a Pilar Hernández Sastre, desde Zamora (España) se ha sumado a los seguidores de mis blogs con el sugerente nombre de Flor de Loto. Gracias, Pilar, y no tengas miedo a poner comentarios que todavía nadie ha sido devorado por un ordenador.
Nombramiento

Arturo Arias Terceiro es uno de los primeros seguidores de 30 días. Es Facilitador Pedagógico Digital, lo que en España llamamos simplemente Tiflotécnico, para los que no conocen este campo, instructor de Jaws y otros revisores de pantalla que permiten a las personas ciegas acceder a las nuevas tecnologías. Además de su trabajo, conduce un blog “Capacitación Tecnológica Adaptativa” desde el que divulga sus amplios conocimientos, recibe consultas de los visitantes, y les ayuda a resolver problemas. Además de ser seguidor de este blog, lo tiene en su lista de los blogs que sigue, se lo recomienda a sus alumnos y lo visita con frecuencia. Está claro pues que es todo un lujo para 30 días . Por lo tanto, y haciendo uso de mis atribuciones, lo nombro Seguidor de Honor con todos los derechos que conlleva el nombramiento y sin ninguna obligación por su parte.

En Salamanca, (España), a 12 de junio de 2012.

María Jesús.

Seguidores de Honor:
Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.

La Vitrina

Por fin terminó el curso escolar. Los pequeños de la casa tienen por delante dos meses de vacaciones. Está bien que disfruten a sus anchas de la piscina, del campo, de la playa y de otras actividades, pero los días tienen muchas horas y no estaría mal que una, al menos, la dedicaran a leer.
Por esta razón, pequeños, os sugiero un libro de mi vitrina: Fray Perico y su borrico, de Juan Muñoz Martín. Os va a gustar tanto que os va a parecer cortísimo, pero esto se arregla siguiendo con cualquiera de los otros que tiene el autor. Todos son la mar de divertidos.
Pero estos, para los más enanos, para los que ya empiezan a sentirse mayores, os sugiero un libro que no es un libro, de una escritora que no es escritora: El diario de Ana Frank.
Ana era la menor de una familia judía compuesta por los padres y dos hijas. La familia residía en Ámsterdam (Holanda). Era una niña alegre, dinámica, despierta, llena de proyectos para cuando fuera mayor, pero empezó la Segunda Guerra Mundial, Hitler decide matar judíos como quien decide matar mosquitos, y ante la mirada de los que callaban por miedo, por cobardía o porque la realidad era tan negra que no la veían o no querían verla, no pocos le ayudaron a conseguirlo. Ante el eminente peligro, la familia Frank, tiene que esconderse, y lo hace en la buhardilla de una imprenta. Más de dos años permanecieron allí. Entre aquellas cuatro paredes, sin ni poder toser de día para que los empleados de la imprenta no los oyeran y de noche con mucha precaución, Ana pasó de niña a mujer, tanto física como intelectualmente, y para mantener la esperanza de que pronto acabaría aquella pesadilla y podría volver a ser libre, activa, feliz, en un cuaderno que le regaló una de las personas que arriesgó su vida por ayudarles, cuidarles y protegerles, empezó a escribir un diario.
A punto de acabar el conflicto, ¿qué digo conflicto?, la tragedia, la locura, la barbarie, la vergüenza, el 4 de agosto de 1944, fueron descubiertos por la Gestapo, separados y conducidos a distintos campos de concentración. Solo el padre logró sobrevivir. En cuanto pudo, volvió a Ámsterdam, a visitar a los amigos que tanto les habían ayudado y a buscar a su familia. Solo encontró el diario de Ana, se lo había encontrado pisoteado en la buhardilla la persona que aquel día, a escondidas, como de costumbre, acudió a llevarles comida y se la encontró vacía y patas arriba. Tuvieron que pasar varios años para que Otto Frank, el padre de Ana, diera su permiso para que fuera publicado, y lo hizo con una condición: que el testimonio de su hija sirviera para que nunca, nunca, nunca, nadie volviera a apoyar una guerra ni de pensamiento, ni de palabra, ni con hechos, pues las organice quien las organice y las motive lo que las motive, las consecuencias solo las pagan los inocentes, y es hora de que empecemos a civilizarnos.
Por ello, queridos niños, aunque es un libro triste, debéis leerlo, sois el mañana, y para no cometer los errores del pasado, debéis conocerlos. Y una vez leído, a ahorrar, para ir a visitar la buhardilla. Hoy es un museo. Yo lo visité por primera vez el 19 de agosto de 1980, bueno, lo visité y no lo visité. Os cuento:
Fue uno de mis primeros viajes por Europa. Íbamos varias amigas y en plan pobre. Pensábamos estar más tiempo en Ámsterdam, pero una vez allí decidimos ir a la Alemania del Este. No quisimos desaprovechar la oportunidad de cruzar el Muro de Berlín, y como volveríamos al punto de partida, aplazamos la visita para el regreso. Llegamos a Ámsterdam a media tarde, poco antes de la hora de cerrar el museo, no corrimos pues, volamos para llegar a tiempo, pero al llegar, ¡qué decepción!, un cartel a la puerta avisaba en varios idiomas, español entre ellos, que el museo había cerrado aquel día porque Otto Frank, el padre de Ana, a los 91 años, había fallecido, y no pudimos hacer otra cosa que sentarnos en la acera el tiempo que habría durado la visita para recuperar las fuerzas perdidas pues al calor y la carrera se sumó la rabia de tener que dejar la visita pendiente porque a primera hora del día siguiente tuvimos que emprender viaje de regreso. Volví años después, con algo más de dinerito y más tiempo. La primera visita, por si las moscas, fue al museo que, aunque nada tiene que ver con la buhardilla, conociendo la historia, estremece, y después los monumentos, plazas, canales, y todo lo que Ámsterdam ofrece al turista para pasar unos días inolvidables.
Felices vacaciones y espero vuestros comentarios.

Mesa camilla

El pasado viernes día 22 se celebró el “Día de la Música”. No sé por qué demonios se celebra este día. La música no necesita ayudas especiales para vivir, para ser querida y respetada, forma parte de nuestra vida desde que el hombre es hombre. Antes de que existiera el piano, el violín, la guitarra o unas simples castañuelas, el hombre ya hacía música silbando, tamborileando con los nudillos sobre algo o frotando un objeto contra otro. ¿Quién no conoce a alguien que con un tenedor y una botella de vidrio es capaz de interpretar un pasodoble? La música es uno de los principales alimentos del alma. Es verdad que solo los elegidos tienen el don de crearla y de interpretarla, pero todos, incluso los que tenemos un oído enfrente del otro, la necesitamos para vivir y la disfrutamos en cualquier formato: ópera, clásica, moderna… No necesitamos pues que nadie nos la recomiende, la buscamos nosotros mismos, y nos acompaña en todos los actos de nuestra vida, en los buenos y en los malos. Pero ya que le tienen asignado un día, pongo sobre el tapete algo que me preocupa desde hace tiempo, por no decir me molesta: el mal uso y el uso abusivo que últimamente se hace de ella. ¿Os habéis percatado? Sales temprano de casa y hasta que regresas a las tantas no dejan de servirte música, y ¡qué música, Señor, qué música! Pero con esta música te saludan y te despiden en el autobús, en la peluquería, en el supermercado, en cualquier tienda, en el banco, en cualquier oficina, en el trabajo, en el dentista… ¿Y el teléfono? Lo del teléfono clama al cielo, sobre todo si tienes que trabajar con él. Llames donde llames, es un milagro encontrar a quien buscas, pero el concierto te lo dan, ¡vaya si te lo dan! En los bares, en lugar de un café con leche, ganas te dan de pedir un café sin música, te lo sirven con la radio, con la televisión a todo volumen y con el hilo musical. ¡Por cierto!, ¿qué talentos se ocupan del hilo musical? Siempre las mismas canciones, a las mismas horas, y un día, y otro día, y no es la primera vez que cuando cambian de disco te ponen saetas en Navidad. Pero con la de jefes que tenemos todos y con lo que a todos los jefes les gusta mandar, ¿no habrá quien les prohiba matar a Cristo antes de nacer? Y si esto pasa en los bares y cafeterías, ¿qué decir de los restaurantes? Es imposible entablar una conversación con tus compañeros de mesa, te sirven una ración de música sin pedirla y te guste o no te guste, te la tienes que tragar, es regalo de la casa. Hace unos días asistí a una comida de seiscientas personas. Nos recibieron con música de fondo. Un tamborilero nos amenizó la comida con jotas castellanas, pero a nadie se le ocurrió quitar la música, y tras los postres, en la discoteca del hotel, empezó el baile, amenizado por una orquesta de la zona, y lo mismo, la música siguió de fondo. Y para que seguir. Creo que fue Napoleón el que dijo que la música era el más agradable de todos los ruidos. Siempre pensé que era una frase propia de un espíritu desnutrido, sin vitaminas, muerto de hambre, pero hoy creo que entre sus hombres debió de haber algún mal músico que le dio por tocar la corneta a todas horas y lo dejó más que harto, pues ni los gobernantes que hacen las guerras, pueden hacerlas sin música. Por lo tanto, música sí, pero para no acabar sufriendo el síndrome de Napoleón, sin abusos, por favor, que también la carne es uno de los principales alimentos del organismo, y una cosa es comerte unas chuletillas de cordero con una buena ensalada, y otra muy distinta zamparte el cordero de una asentada y con lanas.

Cajón de Sastre

Falsa noticia
Se acercaba el aniversario de la muerte de Louis Braille y el punzón, como cada año en la misma fecha, se plantó encima de la pauta, previamente tapizada de papel, y llamó a los seis puntos de su abecedario para hilvanarle unas líneas de reconocimiento, de gratitud, de respeto. Todos acudieron en piña; unos para ubicarse en el cajetín, otros para esperar su turno. “Querido maestro”, iba a escribir, pero al terminar la q, el punto 1, en lugar de pedirle ayuda para cruzar la frontera que separaba los cajetines y formar la u, le dio un empujón y sin más explicaciones lo tiró al suelo. “¿Estás loco? ¿Pero qué demonios te pasa hoy?”, quiso preguntar el punzón, en parte enfadado, en parte perplejo, pero quedó tan magullado del golpe que solo pudo acurrucarse en una esquina de la pauta y esperar a que le vinieran las fuerzas para abrir el pico.
El punto 1 ni siquiera lo vio recorrer a gatas los sesenta y seis surcos de distancia: en sus ojos solo había espacio para el resto de los puntos.
-Tengo que daros una noticia muy triste -les dijo sin alzar la voz, intentando no perder la calma-, pero para no caeros del susto, agarraos al muro del cajetín -los puntos se echaron a temblar, su gesto indicaba que se trataba de algo terrible-. Acabo de oír que vamos a desaparecer del mapa de las letras, de la cultura, de la única luz que enciende el entendimiento de los hombres: los ciegos ya no nos necesitan.
-¿Cómo que no nos necesitan? –le interrumpieron a coro- ¿Y cómo van a leer sin ver? ¿Y cómo van a trabajar sin escribir? ¿Y cómo van a vivir sin saber?
-Al parecer alguien ha inventado un señor de mentira que hace lo que los de verdad. Jaws, creo que lo llaman, y les lee con más rapidez, sin pesarles tanto como nosotros, sin ocuparles tanto sitio, y ante tantas ventajas nosotros acabaremos encerrados entre los muros de un museo… -y al pronunciar esta palabra que sonaba a cárcel, a muerte, a recuerdo, se deshizo el nudo que ataba su garganta y rompió a llorar con tal desconsuelo que contagió a los demás.
A punto estaban todos de hundirse en sus propios huecos cuando jadeando por la carrera y quitándose a puñetazos las gotas de sudor que intentaban borrarlo, llegó el punto 6, se encaramó en el borde inferior del cajetín siguiente, y les espetó sin más:
-¿Queréis callaros de una vez y prestarme atención? -más por el susto que por la orden, los cinco dejaron de llorar y lo escucharon entre hipos- Aunque sois mis hermanos, hoy siento vergüenza de vosotros. Tú -miró al 1-, presumiendo siempre de formar 23 de las 27 letras; tú –miró al 2-, presumiendo de formar 15; tú, -miró al 3-, presumiendo de formar 16; tú, -miró al 4-, presumiendo de formar 15; y tú –miró al 5-, presumiendo de formar 13. Y ahora, ante una noticia tan terrible, en lugar de salir a informaros como yo, que solo sirvo para formar 6 letras, que soy el último de la fila, que hasta para hacer un tachón os necesito a los cinco, os ponéis a llorar. ¿Seréis cobardes?
¿Cómo, que te has ido a informar? -alzó la cabeza el punto 1- Creí que por estar fuera del cajetín, te habías ahogado en la primera lágrima.
-¿Y qué has averiguado? -interrumpieron los demás anhelantes, inquietos, sin perder tiempo en darle el gustazo de encomiar su actitud para crecerse pues de sobra sabía que sin sus seis letras no serían abecedario.
-Pues que en efecto, hay un señor llamado Jaws que con ojos mecánicos puede leer la información que aparece en la pantalla de una máquina que llaman ordenador, y los ciegos, que no están dispuestos a perder tierra conquistada con tanto esfuerzo, están encantados con él, y no es para menos; el ordenador les va a permitir igualarse con los videntes en no pocas profesiones, mejor dicho, creo que son los videntes los que acabarán igualándose a ellos pues el ordenador va desplazando a la letra impresa. Pero esto no significa que nos encierren. Al contrario. He visto que ahora nos ponen en las botoneras de los ascensores, en las cajas de los medicamentos, en los cajeros automáticos de los bancos, y somos tan necesarios, que para ponernos en el ordenador, han tenido que plantarnos dos puntos a los pies. Por lo tanto, ¡me voy a poner la u! ¿Queréis acompañarme?
Y cogiendo al punzón por las orejas para que se despabilara, volaron a la regleta y juntos escribieron:
Querido maestro: Puede usted vivir en paz, porque los inventores no mueren nunca, siguen viviendo en sus inventos, que en lo que haya un solo ciego que no quiera ser analfabeto, su abecedario, como el de las letras, no será una reliquia de museo, pues al igual que los videntes, los ciegos tendrán que escribir notas, borradores, apuntes y hasta discursos que haya que leer en público.

María Jesús Sánchez Oliva.

12-iv-2012

El Álbum de la Lengua

¿Sabéis que es una quedada? Pues una reunión de gente, de personas que se juntan para compartir una comida de aficionados a algo, una acampada, una excursión, en definitiva, una diversión, relacionada, generalmente, con algún deporte, no con actos más solemnes. Últimamente, la oigo con frecuencia, pero en determinados círculos, no en todas partes, y como siempre hay alguien que no se presenta a la cita, que da plantón sin justificación alguna, oigo también la palabra malqueda. “Es un malqueda”, dicen refiriéndose al informal en cuestión, o sea, al que no se presenta a la cita, el que les da plantón sin más.
Me parecen dos palabras preciosas. Por esta razón las pego en este álbum, para que usándolas, me ayudéis a divulgarlas. Yo ya he empezado a hacerlo. Ampliar nuestro vocabulario es algo así como colgar un traje nuevo en nuestro ropero, y con todas las que tiene nuestro diccionario, es de vagos hablar siempre con el mismo hato. ¿O no?

La Butaca

Hace tres semanas, a primera hora de la mañana, mi hija, que iba a trabajar, fue atropellada en un paso de cebra por un conductor que también iba a trabajar. Más que de imprudencia, hay que hablar de despiste por parte de ambos, pero esta es otra historia. El accidente fue muy aparatoso pero gracias a Dios sin daños graves para mi hija que se recupera felizmente en casa. Pero esta no es la noticia que quiero mandar a tu periódico, la noticia es que el conductor, en lugar de escurrir el bulto, que es lo que suele pasar según la propia policía, fue el primero en bajarse del coche para socorrerla y pedir ayuda, y el personal sanitario, además de a mi hija, tuvo que atenderlo a él, pues sufrió tal ataque de nervios que no consiguió tranquilizarse hasta que ya en el hospital los médicos dijeron que no tenía lesiones graves y pudo hablar con ella. Cuando llegamos la familia, en lugar de marcharse, se quedó hasta que pudimos verla. Ni un solo día ha dejado de telefonear para interesarse por su recuperación, y ante conductas como esta, aun siendo la parte perjudicada, una tiene que disculpar, pues personas así son las que nos obligan a ser algo mejor.

Desde Burgos informó para 30 días Gloria.

Carta a...

Siempre presentes víctimas de ETA:
El pasado martes día 19 se cumplieron 25 años del atentado perpetrado por ETA en uno de los supermercados Hipercor de Barcelona. Podría decir uno de los más terribles, pero los atentados de ETA, como los de cualquier grupo terrorista, todos han sido terribles, muy terribles, porque todas y cada una de sus víctimas, fueron inocentes, elegidas por el fanatismo, sacrificadas por una idea que ni les iba ni les venía, muertas, heridas, humilladas inútilmente, porque de los proyectos que se riegan con sangre inocente, solo pueden germinar injustas tragedias que, aunque a distinto precio, es verdad, pagamos todos: las víctimas, los ciudadanos, los gobiernos y los propios terroristas.
Nada puedo deciros que no os haya dicho ya, pero aprovechando el aniversario hilvano estas líneas para lo de siempre: en nombre de todos y en mi propio nombre, pediros perdón. Y como testimonio de cuanto digo, termino recordando la carta que hace unos años escribí a Yésica, la primera víctima de ETA antes de nacer. Fue uno de mis comentarios semanales en la radio y decía así:

20-VIII-2003

Me gustaría felicitarte, querida Yésica, porque tienes 15 años, porque has terminado el curso con buenas notas, porque todo indica que vas a ser una mujer como a mí me gustan las mujeres: emprendedora, decidida y valiente, pero tengo que felicitarte porque al fin eres víctima de ETA. Estas cosas tan raras nos obligan a hacer los hombres, si es que hombres pueden llamarse los que nos obligan a hacer estas cosas.
Milagros tenía 27 años en 1987 y estaba embarazada. Trabajaba de cajera en uno de los supermercados Hipercor de Barcelona y aquella mañana de junio acudió a su trabajo como todos los días, feliz, llena de ilusión y de proyectos, pero ETA había decidido convertir su centro de trabajo en un cementerio y lo consiguió. De aquel terrible atentado, como en un increíble esfuerzo de su nombre por no traicionarla, Milagros salió ilesa, con unos simples rasguños, pero supo antes que los médicos que su hijo no había corrido la misma suerte. Unos meses después nació Yésica y se confirmaron sus sospechas. Era una niña preciosa pero no oiría nunca la voz de su madre, ni el ruido que hacen al pasarlas las hojas de sus libros y sus cuadernos, ni los gritos de sus compañeros de clase, ni la tele, ni la música, ni el motor de un coche, ni las campanas del reloj, ni los ladridos de un perro, ni la lluvia, ni el viento, ni el trueno que sigue al rayo por muy furioso que suene; aquella bomba le dio tanto miedo al explotar que para poder vivir tuvo que taparse los oídos y los médicos no han podido destapárselos.
Milagros y su marido reclamaron al ministerio de Interior. Su hija necesitó y sigue necesitando ayudas especiales, médicos y tratamientos sobre todo, clases de apoyo, logopedas. Pero los responsables del ministerio jamás reconocieron a Yésica víctima de ETA y las administraciones públicas nunca se interesaron por ella. Si ETA fuera consciente de lo poco que les duelen a estos señores muchas de sus víctimas, seguramente no volvería a matar a nadie para hacerles daño. Cansados de exigir sus derechos, hartos de tanto desprecio administrativo, indignados, seguramente, por tanto lamento oficial ante los muertos y heridos de ETA, Milagros y su marido recurrieron a los tribunales y gracias a la ayuda moral, jurídica y económica de la asociación de Víctimas del Terrorismo en Cataluña y de otros afectados, han podido llegar al final. Si ETA hubiera encontrado desde que nació tantas trabas legales para matar, como Yésica para convertirse en su primera víctima antes de nacer, seguramente, hoy, ni yo tendría que felicitarla por algo tan triste, ni ella estaría planeando nuevos atentados, pero estas cosas tan raras nos obligan a hacer los hombres, querida Yésica, y muy en contra de mis deseos tengo que felicitarte por esto; la Audiencia Nacional ha dicho a finales de julio que tus verdugos merecen 790 años y medio de cárcel, que ya habrán cumplido o estarán a punto de cumplir, y tú ser indemnizada con una importante suma de dinero que espero cambien de paso y cobres inmediatamente, al ritmo que cumplen sus penas los etarras, porque de seguir así, no hace falta ser ETA para adelantarles, les adelantan hasta los cangrejos.