sábado, 30 de enero de 2016

Portada

 Queridos lectores: Acaba de salir el número 39 de 30 días, mi periódico, tu periódico, el periódico de cuantos quieran leerlo.

    Te recuerdo que puedes ser uno de mis corresponsales. Para esto basta con que envíes tus crónicas a: mjsanchezoliva@gmail.com, poniendo en el asunto “30 días” y en el mensaje el lugar de procedencia.

    Nota importante

    Algunos lectores de este periódico, sobre todo los que trabajan con revisores de pantalla, se quejan de que no pueden poner comentarios. Esto puede deberse a varias cosas: problemas con Internet, cambios en la página de Blonger, falta de accesibilidad en algunas opciones… De todos modos, si quieres que tus comentarios aparezcan en cualquiera de las secciones, puedes enviarlos al correo electrónico del blog y aparecerán. Es el siguiente:

    mjsanchezoliva@gemail.com

    También la puedes localizar visitando el enlace Página de Perfil.  

    Contenido

    La Vitrina: A partir de este número, además de los libros del mes, podrás consultar la agenda cultural. En esta ocasión recordaremos por qué, cómo y cuándo Cáceres dejó de ser villa para ser ciudad.  
    Mesa camilla: A más de un mes de las elecciones en España seguimos con un presidente en funciones. ¿Por qué?
    Cajón de Sastre: Laura Ferro, corresponsal de este periódico en (Argentina), nos envía el artículo que puedes leer aquí.
    El Álbum de la Lengua: Origen de una frase que seguimos utilizando afortunadamente: dar gato por liebre.
    La Butaca: Lista de premiados en un curioso certamen navideño.
    Carta a… Esther, una de tantas mujeres.
    Cosas de Garipil: “La guerra Roja”, es el cuento que quiere leernos hoy.

    Si has visitado cualquiera de las secciones, mil gracias; si las has visitado todas, un millón.

    Volveremos a encontrarnos en el próximo número.

    María Jesús. 

    Seguidores de Honor:
    Mónica Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 23-IV-2012.
    Arturo Arias Terceiro. Nacionalidad: argentina. 12-VI-2012.
    María del Mar Nuevo Vialás. Nacionalidad: española. 29-VI-2013.
    Concepción Martín Martín (Conchi). Nacionalidad: española. 19-IV-2015.

La Vitrina

AGENDA CULTURAL
    Despiste real

     Ni por categoría reconocida, ni por influencias interesadas, ni por hermosos monumentos a la vista, ni por historia de siglos, Cáceres es ciudad gracias a un despiste real. ¿Lo sabías?
    Era el 8 de octubre de 1881. El rey Alfonso XII de España y el rey Luis I de Portugal se desplazaron a la villa extremeña para inaugurar la línea férrea que con paso por ella unía las capitales de Lisboa y Madrid o Madrid y Lisboa. Tras el acto de inauguración se celebró un banquete en la Diputación Provincial al que fueron invitadas las más importantes autoridades españolas y portuguesas. A la hora de los brindis, Alfonso XII, fuera por la costumbre de visitar ciudades, fuera por total desconocimiento, fuera porque ya estaba algo achispado, lo cierto fue que alzó su copa entusiasmado y más ancho que largo dijo:
    —Brindo por la noble ciudad de Cáceres.
    Y el alcalde, unos dijeron que con mucha vista para sacar tajada, otros aseguraban que para evitar que el rey siguiera metiendo la pata ante tan ilustres invitados, lo más lógico es que fuera un gesto espontáneo fruto de un exceso de humildad, pidió la palabra con mucho respeto y dijo:
    —Agradezco mucho, Majestad, el honor que nos hace, pero Cáceres es villa.
    A lo que don Alfonso, para dejar claro que los reyes no se equivocan nunca, sacando pecho, respondió:
    —Pero eso era hasta hoy.
    Y el 9 de febrero de 1882 entró en vigor el Decreto Real por el que gracias a aquel despiste Cáceres dejó de ser villa para ser ciudad.

          LIBROS RECOMENDADOS 
 
Título: La muerte del decano.
    Autor: Gonzalo Torrente Ballester.
    Reseña:  Ambientada en Galicia, recién acabada la guerra del 36. Muere el decano de la facultad de letras en extrañas circunstancias. Todo apunta a un asesinato. Enrique, su discípulo favorito, colega y buen amigo es el principal sospechoso. Al final queda claro que no siempre lo evidente es la verdad. Francisca, esposa de Enrique,         es pieza clave en los dos hechos que dan origen a la novela: la muerte del decano y la liberación del acusado de haberlo asesinado. Nota: 6 y medio .
    Título: La mujer de las nueve lunas.
    Autora: Carmen Torres Ripa.
    Reseña: Monasterio de San Disibodo, Renania, 1118. Una noche, Hildegard de Bingen descubre, enterrado en el jardín, el cuerpo de un recién nacido todavía con vida. Extrañada, se apresura a la celda de su novicia favorita y encuentra a la joven muerta... Ciudad del Vaticano, en la actualidad. El joven sacerdote Samuel Beyhe conocía la ruptura que supuso para la jerarquía eclesiástica la primera feminista de la historia: abadesa, curandera, bruja, artista, mística... Hildegard fue uno de los personajes más fascinantes de la Edad Media. Pero Samuel no sabe por qué el Vaticano tiene un súbito interés en recuperar unos códices de Hildegard que llevan desaparecidos cientos de años. Nota: 7 y medio.
    Título: El balcón en invierno.
    Autor: Luis Landero.
    Reseña: El protagonista, único hijo varón de una familia que deja el pueblo para progresar en la ciudad, recuerda parte de su infancia en Madrid, su adolescencia, sus primeros trabajos, sus primeras amistades, su encuentro con los libros… Retrato perfecto de la España de los 50 del siglo pasado. Seguro que muchos españoles se verán reflejados en la mayoría de los capítulos. Nota: 8 y medio.
    Título: El médico.
    Autor: Noah Gordon.
    Comentario: Sobra incluir la reseña de esta gran novela. Si alguien no la ha leído, seguro que le han hablado de ella. Es uno de esos libros que vale la pena volver a leer. Nota: 10
    Título: La buena reputación.
    Autor: Ignacio Martínez de Pisón.
    Reseña: Estamos ante una novela compuesta por muchas novelas: la de Samuel, un hebreo afincado en Melilla que progresa en los negocios, se casa con Mercedes, española, hija de un militar, católica, pero vuelve a sus raíces religiosas y sociales; la de Mercedes, mujer muy de su tiempo y de su clase social, manipuladora, tanto que sigue imponiendo sus normas en la familia hasta después de morir; las de las dos hijas del matrimonio: Sara y Miriam, las de sus nietos, las de las hermanas de Samuel… Los hechos se desarrollan en Melilla, Tetuán, Zaragoza, Málaga, y están encadenados con sucesos acaecidos en España, entre ellos el incendio del hotel Aragón de Zaragoza. Nota: 9.

Mesa camilla

A lo largo de las últimas décadas en España no se ha practicado otra política que no sea la del borrón y cuenta nueva. Durante más de treinta años los dos partidos principales se han repartido el poder con mayoría y ambos han llegado a la Moncloa dispuestos a quedarse para siempre. Convencidos de que así sería, tanto el uno como el otro, se dedicaron a hacer borrón y cuenta nueva, con la finalidad de hacer un país a su medida. Gracias a esta catastrófica política los españoles no sabemos qué asignaturas tenemos que estudiar, qué contrato de trabajo tenemos, si tenemos asistencia sanitaria o no… y es tal el desbarajuste que lo único que tenemos claro es que se han gastado nuestro dinero en  desarreglar el país para cuadrar sus cuentas.
    En las últimas elecciones, los españoles, hemos dicho que los queremos a todos, que es como decirles que no queremos a ninguno, y los hemos metido en un berenjenal del que no saben como salir. Con lo listos que han sido para otras cosas… A estas alturas de la película no sabemos quién será el próximo inquilino de la Moncloa, si tendremos que volver a pasar por las urnas o no, si tendremos un presidente o tendremos varios, uno titular y el resto eméritos… que en esta España nuestra cualquier cosa puede ocurrir. 
    Ante este panorama, gobierne quien gobierne al final, todos deben tener claro que los planes de enseñanza, de sanidad, de pensiones, de empleo, de vivienda y de prestaciones sociales entre otros, deben hacerse con el acuerdo de todos los partidos, no solo del que gobierne, porque ninguno es dueño absoluto del país, son simples gestores,y ganar unas elecciones no es otra cosa que firmar un contrato con el pueblo, un contrato de cuatro años, ni más ni menos. Para ganarlas, en adelante, tendrán que dejar las bellas promesas para los enamorados y plasmar en sus programas los proyectos y la forma de llevarlos a cabo. De lo contrario, los ciudadanos, hartos de que nos cambien lo que todavía no hemos aprendido, de que nos ofrezcan lo que nos han quitado, de que tengamos que pagar servicios que ya pagamos con los impuestos y un largo ecétera de atropellos, no tendremos más remedio que seguir practicando en las urnas la política que nos han enseñado: la del borrón y cuenta nueva. Al menos tendremos el consuelo de que no nos engaña el mismo.

Cajón de Sastre

  Un mundo de hombres que hablan con hombres.
Fecha: lunes, 11 de enero de 2016 20:03

      El crítico. 
     
      Un mundo de hombres que hablan con hombres. 
     
      Por Lola Arias.  Para LA NACIÓN. 
     
          A principios del 2015, una investigadora finlandesa armó una página de Tumblr llamada Congratulations, you have an all male panel (podría traducirse como "Felicitaciones, tienes un panel en el que todos son hombres") donde se postean charlas, paneles, encuentros en cualquier lugar del mundo donde los que hablan son solamente hombres. Los eventos pueden ser un encuentro de políticos reunidos en París para discutir la emergencia en Siria o una discusión sobre el rol de la mujer en el cómic en la Universidad de Denver. La página es una suerte de escrache mundial del machismo con una alta dosis de ironía. Todos los eventos anunciados reciben una estampa con la cara de David Hasselhoff, el actor de Baywatch con el pulgar levantado.

      Hace unos días, nuestro país tuvo el honor de ser parte de la página porque alguien posteó la foto de todo el equipo del Ministerio de Ciencia y tecnología de Lino Barañao: quince hombres en una larga fila ordenados atentamente para nivelar las distintas estaturas. Casi todos llevan las manos cruzadas sobre los genitales: parecen jugadores de fútbol esperando un penal. Aunque no es exactamente un panel, es claro que la foto anticipa el espíritu de las reuniones del equipo: hombres que hablan sobre cosas de hombres: ¿la ciencia y la tecnología?

      Pero la política o la ciencia no son los únicos territorios donde nadie cuestiona que los expertos sean hombres. En la literatura y en el arte no es raro aterrizar en charlas, encuentros, ciclos rebosantes de testosterona donde son todos hombres o hay alguna mujer como para darle un poco de color a la cosa. Repaso algunos de 2015: "Memoria de paso, homenaje a Fogwill", tres días de encuentros, nueve intelectuales, todos hombres; "El borde de sí mismo": ciclo de artistas en el Mamba: ocho hombres, dos mujeres. Es raro el ejercicio de contar hombres y mujeres pero ayuda a ver el panorama.

      Hace algunos años no me ponía a hacer estos cálculos. Sin ir más lejos, en 2010, el artista suizo Stefan Kaegi y yo curamos un ciclo de intervenciones urbanas llamado Ciudades Paralelas donde fuimos ocho artistas hombres y una mujer. Creo que ahora no volvería a pasarme pero me pregunto: ¿Cómo combatir el propio sexismo? Una amiga escritora dice que si te invitan a una mesa redonda donde sos la única mujer, tenés que negarte a participar a menos que incluyan a otra mujer. Y que si todas las mujeres hicieran lo mismo, dejarían de colocar una mujer por charla como quien pone flores en un centro de mesa y se pondrían a investigar qué mujeres pueden hablar sobre tal o cual tema.

      Recuerdo que cuando recién empezaba a escribir, me invitaron a participar de un encuentro de autores argentinos en Nueva York. Éramos tres dramaturgos hombres y yo. Cuando llegamos a migraciones, el policía hizo pasar a cada uno de los dramaturgos y les preguntó sobre qué escribían. Cuando llegó mi turno me miró y dijo: "Ah, usted debe ser la musa". El comentario pretendía ser halagador, pero no lo era: si es mujer no escribe, es escrita por un hombre.

      La autora es escritora, dramaturga y directora de teatro.

El Álbum de la Lengua

Dar gato por liebre
    
     El paso de los siglos no ha conseguido acabar con la mala fama de las posadas, hosterías y fondas de antaño, respecto de la calidad de sus comidas. Una de las prácticas más habituales era la de cocinar gatos y ofrecérselos a los huéspedes por otros animales. La literatura universal está llena de alusiones, muchas de ellas irónicas, que dejan a las claras la picaresca que existía con las carnes y otros alimentos. Los comensales no eran tan tontos como creían los estafadores y fue tal el descrédito de estos lugares, que llegó a hacerse normal que antes de empezar a comer, parados frente a la carne recién asada, recitaran el siguiente conjuro: Si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta al plato.
    Este “exorcismo” nunca sirvió para demostrar la veracidad de la fama de la posada, de la hostería o de la fonda en cuestión obviamente, pero dio origen a la expresión dar gato por liebre, que con el tiempo se incorporó al lenguaje popular como equivalente de engaño malicioso por el que se da alguna cosa de inferior calidad, bajo la apariencia de legitimidad.

La Butaca

Rocío León Aranda, vendedora de la ONCE en la localidad sevillana de Aznalcázar, ha sido la ganadora del I Concurso de Decoración Navideña de los Quioscos de la Organización Nacional de Ciegos Españoles, convocado por la Delegación Territorial de la ONCE en Andalucía, Ceuta y Melilla.
    Rocío León, que es vendedora de la ONCE desde el pasado mes de mayo y tiene su quiosco ubicado en la avenida Nuestro Padre Jesús, en pleno centro de Aznalcázar, ha instalado un belén en la mitad superior del interior del quiosco, para que se pueda ver bien desde el exterior, con una pared vestida del cielo y estrellas y unas bolas de lana que cuelgan del techo simulando nieve. Además, ha colgado de los laterales del quiosco un abeto construido de cupones de la ONCE con la estrella hecha a base de números. Y todo con material reciclado. “Aquí todo el mundo está muy contento con lo que he puesto, vienen a verlo y las ventas se han incrementado, incluso me piden que les pase el cupón por la virgen o San José para darles la suerte”, afirmó Rocío encantada.
    El segundo premio ha sido para Joaquín Mena, que vende en la Calle Muñoz León, 13, de la capital hispalense, por la originalidad del espumillón colocado en el perímetro de toda la superficie acristalada del quiosco. Y el tercero para Carmen Toca, que vende en la avenida de San Lázaro, 6, de Sevilla, por la decoración exterior con un Papá Noel que escala el techo nevado del quiosco.
    El concurso se ha puesto en marcha de forma experimental este año en las provincias de Sevilla y Huelva, con la intención de extenderse en una próxima edición al resto de la comunidad autónoma. En total han participado 30 vendedores.
    Desde Sevilla informó para 30 días María Dolores.

Carta a...

Querida Esther: Repaso tu historia y me parece mentira que estas cosas sucedan en mi país que también es el tuyo. Eres viuda, tienes cuatro hijas, tienes un techo gracias a la ayuda de tus vecinos, no tienes trabajo y sobrevives con la Renta Mínima de Inserción. Hace unos días recibiste la triste noticia: un juez te ha condenado a cuatro meses de cárcel por robar unas prendas de vestir  valoradas en 428 euros, el hurto se produjo en la tienda de ropa de una empresa que el pasado año facturó más de mil millones de euros, y la finalidad no era otra que la de  revenderlas para alimentar a tus hijas.
    Robar es un delito, ya lo sabemos, pero ante situaciones como la tuya una piensa en los Bárcenas, en las Infanta, en los Rato, en los Pujol… y llega a la conclusión de que solo es delito cuando se roban cuatro trapos a quien tiene mucho gracias, seguramente, a no pocos privilegios oficiales, no cuando se desvalija a un pueblo, en estos casos el delito se convierte en crisis y que paguen los ciudadanos, es decir, sus víctimas.
    ¡Qué lástima, qué lástima y qué vergüenza!
    Espero, no obstante, que por tus hijas, por ti y por todos los españoles de bien, no tengas que pisar la cárcel, tus vecinos ya han empezado a recoger firmas a través de las redes sociales para solicitar el indulto y entre todos lo conseguiremos.
    ¡Ánimo!

Cosas de Garipil

¡Hola! Si mal no recuerdo, he terminado de leeros los cinco primeros misterios de “el rosario de los cuentos”, que eran los de gloria. Toca seguir con los de dolor. El primero versa sobre una guerra, pero no de esas guerras que hacen los hombres, ¿he dicho hombres?, ¡qué despiste!, perdón, quiero decir de esas figuras de personas que se empeñan en arruinar pueblos para matar hombres, mujeres y niños y sembrar hambre, miedo, enfermedades y todas las miserias que pueden y deben evitarse, esta guerra es de las únicas que deben existir. Ya lo verás.

   La Guerra Roja

    En una aldea sureña que ya no existe como tal vivían dos niños. Sus familias eran vecinas desde varias generaciones atrás y las relaciones entre ellas eran para ponerlas de ejemplo. Ellos tenían la misma edad, pues, además de llegar al mundo el mismo día, vieron la luz del sol a la misma hora. A uno lo pusieron Bledo; a otro, Doble. Y con sólo invertir las sílabas lograron que sus nombres tuvieran las mismas letras. Juntos aprendieron a comer, a hablar, a andar... y fueron creciendo cual dos arbolitos plantados el mismo otoño, en la misma tierra y regados con las mismas lluvias. Iban a la misma escuela y se sentaban en el mismo pupitre. Al salir se reunían en cualquiera de sus casas para hacer los deberes y en las clases se intercambiaban las cartillas, las pizarras, los pizarrines de manteca, los lápices de colores, el babi... compartían el vaso de la leche en polvo, la lata de las brasas, el cabás... y más adelante utilizaban la misma enciclopedia, la misma pluma y el mismo tintero. Los vestían iguales, como si fueran gemelos. En los recreos jugaban a los mismos juegos y con los mismos juguetes. Los amigos de uno eran los amigos del otro pero el lazo de su amistad entre sí les ataba con nudos más fuertes. Ambos tenían los mismos gustos, o uno de ellos hacía que le gustara lo que le gustaba al otro, que venía a ser lo mismo. Y tan compenetrados estaban que ni siquiera sabían quién se amoldaba a quién. Solían estar siempre y en todo de común acuerdo. Bledo decidía meterse en el río a nadar y Doble se tiraba de cabeza al agua y nadaba y nadaba más que los peces. Doble se tumbaba en la hierba a tomar el sol y sobre la alfombra verde Bledo se ponía más colorado que los cangrejos.
    Si alguna vez se empañaba el espejo de su armonía era porque discrepaban en una cosa: Bledo era muy, pero que muy amante de contar sus secretos tanto a Doble como a toda la pandilla; eso sí, añadiendo siempre la coletilla de "no se lo digas a nadie, que es un secreto". Doble, sin embargo, estaba seguro de que los secretos, cuando salían de la boca, cuando andaban de visita por los oídos, perdían el rango de secretos y se quedaban en simples noticias, pistas o informaciones que antes o después traicionaban a quien les dio permiso para el garbeo.
    En más de un lío se vio Doble por los distintos puntos de vista. Bledo ni veía ni oía que las lenguas de la pandilla eran campanas que repicaban en todos los oídos, que no se cohibían de darle y darle al badajo en cuanto él se daba la vuelta. En más de una ocasión fue a contar un secreto a uno de sus miembros, y en lugar de causar sorpresa, se quedó con la boca abierta. "Te apuesto los ahorros a que ya lo sé", le decía el chaval en cuestión, y se quedaba con la hucha vacía. Entonces emprendía carrera y no paraba hasta dar con él.
    —Dame los ahorros de tu hucha.
    —¿Para qué?
    —Para llenar la mía.
    —¿Por qué?
    —Porque fui a contarle a Fulano lo que te dije el otro día y me apostó los ahorros a que ya lo sabía. ¿Quién si no tú pudo chivárselo?
    —Cualquiera. Te tengo dicho que cuando a los secretos se les presta la voz, hablan. Y tú tienes la mala costumbre de desgranarlo entre la pandilla a voleo, como quien echa trigo a las gallinas.
    —No te sacudas las moscas. A todos les digo que son secretos, que no digan nada a nadie; a todos, menos a ti, pues, como dices que tienen que ser mudos, mudos creo que los dejas. Pero ¡ya ves!
    Y ante tan rotundas acusaciones, cambiaba los ahorros de hucha.
    Menos mal que en los desvanes de la memoria se les empolvaban rápidamente aquellos trastos y a la media hora eran tan amigos como siempre.
    Pasaron unos años y tras ellos se fue su infancia. Ya eran mozalbetes. Bledo seguía contando a la pandilla sus secretos (en secreto). Doble estaba harto de ahorrar y ahorrar y no poder contar con un real. Y en la primera ocasión que se le puso a pelo, decidió darle un señor escarmiento. “Si se despabila bien -pensó-, si no, también. Para que me pierda él a mí, prefiero perderlo yo a él”. Y la salvación le vino de quien menos la esperaba: del Tigre.
    Era el Tigre el hombre más anciano del lugar. Vivía solo en el monte y tenía un manzano de melapias, el único manzano de tal especie que se conocía por aquellos contornos. Todos los vecinos codiciaban su fruto. "Danos unas melapias para sembrar, Tigre", solían decirle cuando lo pillaban de buen humor, que era de bisiesto en bisiesto y no todos. "En lo que mi nariz respire, ni en la aldea ni en sus alrededores habrá más “melapios” que el mío -respondía él frunciendo el ceño-, y que a nadie se le ocurra tocarle las melapias que hasta cuando duermo tengo un ojo abierto para vigilárselas". Pero en aquella ocasión tuvo que ir a la ciudad, a comprar un carro nuevo, y para no dejar el árbol sin amo, llamó a Bledo.
    —Con nadie hables de mi viaje para no despertar sospechas -le advirtió la víspera después de explicarle-. De día no quites la vista del “melapio” ni para estornudar; de noche estornuda entre las sábanas que no hay peligro. Y si a mi regreso no echo en falta ni una melapia, cuenta con el reloj de plata que pienso comprarte.
    Bledo se despidió del Tigre con el mejor de los propósitos pero por el camino alguien le sopló al oído "Anda, anda, no seas tonto y mata dos pájaros de un tiro que las ocasiones las pintan calvas". Y en cuanto llegó a la aldea le dijo a Doble:
    —El Tigre tiene que ausentarse veinticuatro horas y le ha confiado el manzano de melapias a mis ojos. Escucha, tengo una idea genial. Por el día se lo cuido sin tocarle las hojas siquiera para que los perros no recelen de mí, por la noche le robo un saco de melapias y las sembramos entre tu casa y la mía.
    —Y cuando nazcan los árboles y los vea en flor ¿de dónde le dirás que te vinieron las semillas?
    —De África, en el pico de la cigüeña.
    Y como de costumbre se fue a contar su secreto a toda la pandilla. Lo hizo como siempre, primero a uno, después a otro, sin omitir la coletilla del "no se lo digas a nadie que es un secreto", y rematándola con un misterioso "muy secreto".
    Al día siguiente el Tigre se fue muy temprano. Bledo se pasó la mañana y la tarde sentado junto al manzano, procurando que ni las moscas zumbaran entre sus ramas. Por la noche la aldea se metió en casa, primero a cenar, después a dormir; sólo Bledo parecía estar de guardia.
    Al filo de la media noche se escurrió por la ventana como si fuera un gato, sin decir ni chus ni mus ni quite usted el pie que me pisa el rabo. Se arrastró como un reptil entre las matas y con la luz de la luna llegó al manzano. Ni ladraban los perros ni cantaban los grillos. "Hasta los bichos me ayudan", bisbiseó triunfante. Y sin más ambages abrió el saco y sacudió las ramas. "Una, dos, cuatro, ocho, doce..." Ya tenía el saco lleno. Sólo le quedaba atarlo, echárselo al hombro y salir zumbando. Pero antes de hacer el último nudo percibió el rayo de un silbido al que siguió el trueno de una voz avinagrada que decía: "¡Alto, ladrón, alto o ahí mismo te vuelo los sesos de un disparo!" Y sin mirar el saco puso pies en polvorosa, y corría y corría sin dejar de repetirse: "Vaya bola que me ha hecho tragar el Tigre. ¡Maldito sea! ¿Dónde diablos habrá estado metido todo el día de Dios que no se ha dejado ni ver y oler por ningún sitio?"
    Al entrar en la aldea vio sombras que surgían como por ensalmo de todas las esquinas y muerto de miedo se escondió detrás de la noria. Desde aquella máquina convertida en observatorio vio cómo los rayos de la luna transformaban cada sombra en un miembro de la pandilla y en pocos minutos y entre gestos y exclamaciones de sorpresa ésta se reunía al completo. Entonces lo entendió todo, absolutamente todo. Al coger la llave de su secreto habían decidido abrir la puerta de su plan. Y con esa idea habían salido todos de casa a deshoras y como fantasmas, cada cual dispuesto a robar las melapias por sí solo y para sí. “Vaya chasco que se han llevado -pensó para sus adentros, satisfecho a pesar de todo-. Para no llamarse sinvergüenzas unos a otros y todos con razón, tendrán que darse media vuelta y meterse en la cama con los pies fríos y la cabeza caliente. Pero poco, muy poco duró su alegría.
    Una vez descubiertos los unos a los otros acordaron ir a robar juntos y repartir el botín a partes iguales. Uno de ellos pidió silencio con un siseo y avisó a los demás:
    —Tened en cuenta que cuando Bledo nos hable del hurto, para nosotros, todas, todas las letras al respecto tienen que ser haches, o sea, que ni palabra, que somos mudos. Recordad que nos dijo que su plan era un secreto, y al menos a mí me advirtió que muy secreto. Y si nos descubre nos delatará ante el Tigre para salvarse él y entonces...
    Y como todos aseguraron que a ellos también les había hecho la misma recomendación, se pusieron en marcha dispuestos a no hablar del asunto ni con el cuello de la camisa. Pero apenas habían dado unos pasos cuando de repente ¡buuuuummmmm-bum!, un tomate voló por los aires y se reventó en la cabeza de uno de ellos. La pandilla se alborotó. Ya nada importaban las melapias, lo importante era dar con el agresor. Para conseguirlo, unos intentaron bordear la noria por un costado, otros, por el otro, unos, correr hacia arriba, otros, hacia abajo, de frente, más adelante, más atrás... pero una nube de tomates les impedía ver, oír y andar. Algunos, aturullados, se tiraron al suelo.
    —¡Bledo, es Bledo! -Gritó uno de éstos al cabo- Está ahí, en ese huerto. Y como no se rinda hasta que no se le acaben los tomates...
    —De rendirme, nada -aseguró el enemigo sin dejarse ver-. Por traidores acabo de declararos la Guerra Roja. ¿Tenéis algo que alegar?
    Y sin treguas para alegatos siguió disparándoles tomates a modo de balas.
Los ultrajados echaron el cuerpo a tierra, cruzaron el camino a gatas, entre pólvora roja, entre sangre espesa, y en cuanto se vieron en uno de los huertos del lado opuesto se pusieron en pie, tomaron posiciones y respondieron al ataque con balas del mismo calibre.
    Mientras se deliberaba la contienda a tomatazos, Doble, a solas y sin armas, luchaba en otro frente por la misma causa.
    Cuando Bledo huyó de sus amenazas cogió el saco de Melapias y se sentó a esperar a la puerta de la choza del Tigre. Con las primeras luces del día y en su carro nuevo llegó el anciano.
    —¿Qué ven mis ojos, rapaz?
    —Cosas de la pandilla, pero no se apure; nadie se ha llevado ni una semilla siquiera.
    —¿Querrás decir de Bledo que se ha ido de la lengua?
    —Como tiene la manía de creer que los secretos contados siguen siendo secretos...
    —Pues ven conmigo y ya verás cómo cortándole la lengua pierde la manía para siempre.
    —Es mi mejor amigo, pero vamos; necesita que alguien le saque los colores delante de la pandilla y a la luz del día.
    Cuando el Tigre y Doble entraron en la aldea se quedaron de un aire. La Guerra Roja se recrudecía cada vez más, pues, aunque Bledo estaba sitiado por la pandilla, no claudicaba. El Tigre alzó por fin la cayada señalando a Bledo.
    —¡Pero ríndete, calabacín, ríndete! -ordenó muy, pero que muy sereno- ¿No ves que si ellos te han traicionado a ti es porque antes me traicionaste tú a mí?
    Y se rindió.
    La pandilla gritaba: "¡Victoria! ¡Victoria! ¡Victoria!"
    Bledo notó que le ardía la cara, pero no inclinó la cabeza, los regueros de tomate impedían que los del bando contrario pudieran ver los colores de su
vergüenza y por lo tanto a ninguno se le ocurrió hacer bromas de su derrota, que habría sido lo peor, lo más humillante.
    Doble intervino para que se firmara la paz en presencia del Tigre, pero éste tomó a cambio tres acuerdos.
    Primero: Bledo pagaría a plazos y con sus ahorros los tomates de todas las tomateras.
    Segundo: Ningún miembro de la pandilla estaría obligado a mantener en secreto lo que se les confiara a todos.
    Y tercero: El reloj de plata sería para Doble.
    Se firmó la paz y los soldados se bañaron en el río. Las aguas se pusieron rojas de la munición y ellos morados del frío. Menos mal que en columna y a paso de instrucción entraron todos en calor y en color antes de llegar a sus respectivos cuarteles generales.
El mismo tiempo llevaba sin entrar un céntimo en la hucha de Bledo que sin salir de la de Doble. Una tarde, éste, cogió su hucha y se fue con ella a casa del otro, le pidió la suya y le rogó que extendiera las manos en forma de balanza.
    —Comprueba el peso de las huchas -dijo después de ponerle una en cada palma-. La mía está llena; la tuya, vacía. Pero esto se arregla cambiando de sitio la mitad de mis ahorros.
    —Nada de eso-respondió Bledo quedándose con su hucha y devolviéndole la suya-. Tú no tienes la culpa de que yo tardara tanto en aprender que los secretos que van de paseo se vuelven pregones.
    Y entonces comprendieron los dos que desde la Guerra Roja hasta en el pensar eran dos gotas de agua fundidas en una nube de amistad que nada ni nadie podrían evaporar.
    
        Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
    Garipil-1995.
    Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
    Letanías-1999.
    Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
    El rosario de los cuentos-2003.
    Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
    Cartas de la Radio-2007.
    Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas en un programa de radio por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc, y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
    Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas)-2014.
    Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás –y los papás- disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.

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