martes, 28 de febrero de 2017

COSAS DE GARIPIL

¡Hola! Pablo y Alonso ya tienen 7 años. Por razones de trabajo, no residen en España, residen en Perú, donde van al colegio, tienen amigos y son muy felices junto a sus padres. Así deberían vivir todos los niños que tienen que emigrar, porque nazcan donde nazcan, la tierra es de todos y, por bien o por mal, nadie está libre de tener que dejar el lugar que los vio nacer. Digo todo esto porque al abrir un libro para leer me encuentro con el poema que mi autora escribió para ellos cuando vinieron al mundo. Dice así:  

    LOS NOMBRES DE LOS ÁNGELES SIN NOMBRE 

    Tras los nueve meses de gestación 
la Vida habló con Alonso y con Pablo: 
    —Ya tenéis lengua, dos ojos, dos manos… 
una red de arterias y un corazón. 
Ahora tenéis que aprender a hablar, 
a comer, a andar, a ver, a vestiros… 
para jugar y estudiar de chiquitos 
y de mayores poder trabajar, 
pero no podréis hacerlo solos, 
necesitáis a vuestra familia. 
Escuchadme, pues, cuatro palabritas 
¡y hale!, corred a reuniros con todos. 
Como todos, vais a nacer llorando, 
y como a todos, os sobra razón. 
No todos los días serán de sol, 
los habrá de lluvia, de aire, de barro… 
de tormentas que con mucha frecuencia 
desencadena el hombre contra el hombre 
para llenarle de espinas mis flores; 
pero dejad el miedo en la trastienda, 
yo, a todos los niños que mando al mundo, 
les doy de ángeles una pareja 
para que cuide de ellos en la tierra 
y les enseñen a derribar muros. 
Cerrad bien los puños ¡y hale, a nacer! 
Vivir es un privilegio tan grande 
que ni los ancianos quieren marcharse 
cuando la muerte me pone el amén. 
    Pablo y Alonso cruzaron sus miradas. 
    —¿Has oído? Tendremos que morirnos 
-preguntó Pablo haciendo pucheritos-. 
No sé tú, pero yo no entiendo nada. 
Aprender a ser personas lleva años 
y, en cuanto lo tengamos aprendido, 
¡hale!, nos deja la vida y a morirnos. 
¿Nos valdrá la pena tanto trabajo? 
    —¡Pues no! La vida me parece un timo 
y, por mi parte, si tú estás de acuerdo, 
nos quedamos por aquí y no nacemos. 
¿Dónde vamos a encontrar mejor sitio? 
Aquí no hace frío, ni calor, 
ni tendremos miedo a tan tristes daños 
pues los hombres no podrán encontrarnos 
-respondió Alonso, y Pablo lo aceptó. 
    ¿Quién les mandaba buscarse problemas? 
Habían oído hablar de chupetes, 
de biberones y cunas calientes 
que cantaban nanas con voz serena, 
pero también de niños con sed, hambre, 
pillados por las trampas de las guerras, 
sin casa, sin amigos, sin escuela, 
con juguetes que no quería nadie, 
y no habían descubierto si a ellos 
les esperaba lo bueno o lo malo. 
Solo un detalle tenían muy claro: 
que en aquella casa y bajo aquel techo 
todos los niños vivían felices, 
y podían dar gritos y patadas, 
y comer cuando les diera la gana, 
sin que nadie les prohibiera ser libres. 
¿Qué más podían pedirle a la vida? 
Ellos solo querían tener paz, 
y, como eran dos para jugar, 
nunca, nunca, nunca se aburrirían. 
    A punto estaban de echarse a dormir 
cuando oyeron voces que los llamaban 
y sintieron que alguien los empujaba 
mientras otros los echaban de allí, 
a gritos firmes, a golpes sin fin, 
con falta de candiles para ver, 
y enseguida entendieron que nacer 
era igual de obligado que morir 
y, ante lo que ya era inevitable, 
fue Alonso el que dio los primeros pasos. 
De pronto, al cuarto, se volvió asustado. 
    —¡Vida, Vida! ¿Me escuchas un instante? 
Nosotros somos dos, somos gemelos. 
Si como a todos nos pones dos ángeles, 
¿Cuál de los dos no tendrá quien lo ampare? 
Y la Vida, traviesa, frunció el ceño. 
    —¿Pero quién demonios os ha dicho eso? 
Los ángeles que yo elijo son mágicos 
y para hacer bien su duro trabajo 
multiplican por millones su cuerpo, 
aunque tengan que restarse los huesos 
para que os cuadren bien todas las cuentas. 
Y dándose con prisa media vuelta, 
lo lanzó a la tierra sin miramientos. 
    —Pero, Vida, ¡por Dios! -la frenó Pablo-. 
Dinos cómo se llaman nuestros ángeles. 
La tierra es tan inmensamente grande 
y nosotros tan sumamente enanos 
que, solos entre tantísima gente, 
ni siendo dos podremos encontrarlos. 
    —¡Vamos, vamos! ¡Calla y sigue a tu hermano! 
-concluyó la vida sin detenerse-. 
Vuestros ángeles se mueren por veros, 
y, aunque todos fueran de igual color 
y en nada destacaran del montón, 
los reconoceréis por sus besos, 
y tengan por nombre el nombre que tengan, 
vosotros, por simple necesidad, 
los llamaréis siempre papá y mamá. 
    Y después de tantas horas de espera 
Alonso y Pablo llegaron por fin 
como al mundo llegan todos los niños: 
prestos a dar lo mejor de sí mismos 
sin saber aún qué iban a recibir.

    De “Cuentos de la cigüeña”.

    Relación de libros publicados por mi autora: María Jesús Sánchez Oliva. Pero antes quiero recordarte que por ser el primero de sus libros me ha distinguido con este espacio en su blog del que me siento tan orgulloso como responsable.
    Garipil-1995.
    Reseña: Garipil es un semáforo. Nace con una idea en la cabeza: decir a la sociedad que las máquinas como él nacen para estar al servicio del hombre, para ayudarle en todas las tareas que tiene que realizar, para hacerle la vida más cómoda, pero en ningún caso para suplirlo. Su mensaje es tan aconsejable para niños como para mayores.
    Letanías-1999.
    Reseña: Letanías es una colección de historias breves pero completas. El libro ideal para los que quieren leer pero les falta paciencia para enfrentarse a libros con muchas páginas. Algunos de los relatos han sido premiados en distintos certámenes literarios.
    El rosario de los cuentos-2003.
    Reseña: En los primeros años de la posguerra española, en un pueblo de Castilla, un cura de la época es incapaz de encauzar a sus feligreses por el camino recto a través del Santo Rosario, como era costumbre. Ante su fracaso decide transformar cada misterio en un cuento. El resultado son quince cuentos para niños de distintas edades. Cada cuento está ilustrado con una viñeta alusiva a la época. Este libro obtuvo el tercer premio en el Concurso de Cuentos Tiflos en su edición de 1996.
    Cartas de la Radio-2007.
    Reseña: Cartas de la Radio es una colección de cartas o artículos de opinión escritas y leídas en un programa de radio por María Jesús Sánchez Oliva durante cuatro años. Las cartas van dirigidas a políticos, ciudadanos de a pie, víctimas del terrorismo, instituciones, asociaciones, etc, y no pocas nos llevan a acontecimientos que siguen vivos en nuestra memoria.
    Cuentos de la Cigüeña (Soles y Lunas)-2014.
    Reseña: Son doce cuentos escritos en verso con los que las mamás –y los papás- disfrutarán leyéndoselos a sus hijos y los niños aprenderán a amar la poesía a la vez que los cuentos.

    Para más información sobre los libros, hacer un comentario o simplemente saludarme, solo tienes que contactar conmigo a través de mi dirección de correo electrónico:

garipil94@oliva04.e.telefonica.net 

    Estaré encantado de responderte.

    Gracias por tu visita y hasta el próximo número.

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