martes, 28 de febrero de 2017

EL ÁLBUM DE LA LENGUA

Se te ve el plumero 

     Utilizamos esta frase para decir que hemos visto las intenciones (generalmente malas) de alguien. El origen de la locución, y sus derivados, se remonta a la época de las Cortes de Cádiz de 1812, en la que se reconoció y reguló a las milicias nacionales; una fuerza compuesta por voluntarios dispuestos a defender los ideales progresistas. Por su parte, el bando absolutista no era partidario de dicho cuerpo.
     La Milicia Nacional se dividía en los cuerpos de infantería, caballería y artillería, teniendo cada uno de ellos su propio uniforme y cuyo gorro militar estaba coronado con un curioso y llamativo penacho de plumas. Este penacho de plumas destacaba en la lejanía, pudiéndose distinguir y saber a qué bando y cuerpo pertenecían sus portadores.
     El origen de la expresión comenzó a utilizarse cuando en tertulias o debates políticos entre conservadores y progresistas, en un momento de la discusión se les decía a éstos últimos “a mí no me engañas, que te he visto el plumero”, en clara referencia al penacho de plumas del gorro.

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