domingo, 30 de abril de 2017

CARTA A...

Querido Adrián: Con los primeros días de primavera, cuando empieza el desfile de fiestas locales, cuando se anuncian las primeras corridas de la temporada, nos llegó la triste noticia: después de tanta lucha la muerte ganó la batalla a la vida y te fuiste.
     Aunque todavía no eras torero, ya eras famoso, te catapultaron a la fama los cantamañanas que desearon tu muerte a través de las redes sociales por decir que de mayor querías ser torero. Están contentos. Celebran tu partida. No se arrepienten de lo dicho. 
    Me gustaría pedirles que con la misma pasión que defienden a los toros de los sueños de un niño, defendieran a los niños de las realidades de los hombres, pero sería perder tiempo: estos individuos no quieren salvar vidas, quieren matar sueños, y para mayor vergüenza pueden hacerlo gratis, porque estos mensajes no cuestan. Pero esto es otra historia. De momento todo el tiempo es poco para sumarme a la gran lista de españoles que han utilizado las mismas redes para lamentar tu ausencia. Solo nos queda el consuelo de soñar que uno de los grandes maestros del toreo que te han recibido entre aplausos te de la alternativa y vestido de luces puedas torear en el ruedo del cielo esos toros de colores que no pudiste torear en la tierra. Cuenta con nuestro aplauso cuando las estrellas te saquen a hombros para premiar tu faena. Sueña en paz, querido Adrián, y ahora que estás entre ángeles torea sin miedo para tus padres, para tus amigos, para toda la familia taurina y brinda cada toro para que los hombres acabemos con las realidades que impiden soñar a los niños.
    Siempre te recordaremos con respeto y con cariño.

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