sábado, 30 de septiembre de 2017

CAJÓN DE SASTRE

Las cabañuelas 

     Los pronósticos del tiempo basado en las cabañuelas, en España se configuraba a partir del estado del tiempo que se infería según previsiones basadas en los primeros días del mes de agosto.

     Según parece, la palabra cabañuelas proviene de la festividad judaica de los Tabernáculos. En un documento de Toledo del año 1020, se menciona que los judíos colgaban cien cabañuelas en su barrio en memoria de los años que pasó el pueblo judío vagando por el desierto del Sinaí. Como en esta festividad judía se realizan ritos referentes a la predicción meteorológica, el término adoptó ese significado en castellano.

     Por otro lado, la palabra témporas tiene la misma raíz latina que tiempo. También es un término de predicciones a largo plazo, pero se realiza por estaciones del año.

     No en todos los puntos de la Tierra se utilizan los mismos días para realizar el pronóstico (por ejemplo, en América del Sur el vaticinio se hace en el mes de enero, los hindúes lo hacen a mitad de invierno, etc). Tampoco se ha hecho de la misma manera con el transcurrir de los tiempos, y cada cultura tiene su método. Así mismo, el ámbito de aplicación de un determinado método es pequeño, no se extiende más allá de unos 80 kilómetros, métodos y predicciones diferentes según las regiones.

     Para predecir el fenómeno atmosférico, el experto se basa en indicadores como las formas de las nubes, la dirección del viento, las características del Sol, la Luna, las estrellas, la niebla, el rocío de la mañana, el arco iris o el granizo, por mencionar algunos. El comportamiento de los animales también es utilizado como pronóstico de lluvia; así tenemos la aparición de hormigas aladas, el orejeo de las mulas, que los palomos se bañen, el gato lavándose la cara, el gallo que cante de día (posible cambio de tiempo), o gatos que corren y saltan (señal de viento). Aunque pareciera inviable, las personas también tenían que ver con el pronóstico: si alguien tuviera picor o le doliera una antigua cicatriz, indicaría un posible cambio de tiempo. Signos de lluvia podrían ser los crujidos y sonidos de muebles, el hollín que cae de la chimenea, olor de los desagües, siembra "retorcida", humedad en las baldosas de las habitaciones, el sarmiento que "llora" estando seco, etc.

     En España, el experto en cabañuelas, que suele ser por costumbre una "persona del campo" (labriego o pastor), en principio solo recurre a la observación de los primeros 24 días de agosto de cada año durante su transcurso para pronosticar qué tiempo será el que se disfrutará en los próximos doce meses, siendo los primeros doce días pronósticos de los meses en orden numérico ascendente (1=agosto; 2=septiembre, etc) y los segundos doce días pronostica los meses en orden numérico descendente (13=julio; 14=junio; etc), siendo conocidos éstos últimos días como las retornadas, de la siguiente manera:

Cabañuelas de Ida

Cabañuelas de Retorno

Día de Agosto Mes que representa Día de Agosto Mes que representa 
1 Agosto 13 Julio 
2 Septiembre 14 Junio 
3 Octubre 15 Mayo 
4 Noviembre 16 Abril 
5 Diciembre 17 Marzo 
6 Enero 18 Febrero 
7 Febrero 19 Enero 
8 Marzo 20 Diciembre 
9 Abril 21 Noviembre 
10 Mayo 22 Octubre 
11 Junio 23 Septiembre 
12 Julio 24 Agosto 

     Desde el punto de vista científico, las cabañuelas carecen por completo de sentido a la hora de obtener predicciones sobre el tiempo meteorológico, por los siguientes motivos:
No se puede realizar una predicción correcta observando solamente el tiempo de un lugar concreto, ya que el tiempo no evoluciona de forma independiente en unos sitios de otros, sino que, por ejemplo, una borrasca que se formó a miles de kilómetros puede llegar hasta nosotros y cambiar un día soleado por una tormenta de granizo en muy poco tiempo. Hay que tener en cuenta que la atmósfera es un sistema caótico, por lo que cambios pequeños en lugares remotos pueden acabar teniendo efectos muy grandes en la meteorología local.
Los días prefijados para las mediciones son totalmente arbitrarios. La creencia frecuente de que la Luna (y, por tanto, el calendario litúrgico) está relacionada con la meteorología no tiene base alguna, ya que la influencia de la luna sobre la atmósfera es insignificante. Por mucho que la Luna afecte a las mareas marinas, las mareas atmosféricas son mínimas. Tampoco se corresponde con la realidad, ya que los datos reales no muestran relación alguna entre los ciclos lunares y el tiempo, a diferencia de otros ciclos, como las estaciones del año.

     La persistencia de la creencia en la efectividad de las cabañuelas se debería, por tanto:
A la tradición y otros motivos culturales, como la necesidad que han tenido todas las culturas de predecir el tiempo, que ha llevado a tradiciones como el Día de la marmota y almanaques como el Calendario Zaragozano.
     A la falta de precisión en las predicciones, que incluyen términos tan difusos como "calor sano". Así, las predicciones obtenidas de las cabañuelas permiten margen de error tan amplio que, independientemente del tiempo que finalmente haga, es difícil que pueda considerarse que "han fallado".
A que las predicciones son generalmente a un plazo lo bastante largo como para que el público en general las haya olvidado para cuando realmente ha pasado el periodo de la predicción.

     Así, los centros meteorológicos oficiales no utilizan ni las cabañuelas ni las témporas como apoyo a sus predicciones. Pero, ciertamente, que había quienes creían firmemente en tales vaticinios, y pudiera ser que todavía haya quienes creen en eso.

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