miércoles, 6 de diciembre de 2017

CARTA A...

Querida Constitución: Sin duda es este el cumpleaños más triste de tu vida. Desgraciadamente no en todos los aniversarios pudiste apagar las velas entre aplausos, felicitaciones y enhorabuenas de todos los españoles; los gobernantes te ultrajaron con frecuencia, te utilizaron para sus fines, se olvidaron del compromiso que habían adquirido contigo a cambio de tantos privilegios y la mayoría de los ciudadanos, aturdidos por sus cantos de sirenas, te exigimos los derechos y nada quisimos saber de las obligaciones. Pero basta mirar hacia atrás para darnos cuenta de que gracias a ti España ha vivido los mejores años de su historia. Con generosidad aguantaste humillaciones, callaste ante los ninguneos y perdonaste injusticias, pero nunca se te pasó por la cabeza que tu artículo 155 tuviera que activarse. ¿Cómo ibas a pensar que los que te prometían o te juraban solemnemente cumplir tus órdenes iban a traicionarte? Pues eso, además del RIDÍCULO con todas sus letras mayúsculas, es lo que ha hecho ante el resto de España, Europa y el mundo entero el ya expresidentes Puigdemont, el que gobernaba la autonomía con más beneficios, la más europea del país, la más civilizada, la más culta… Dices en este artículo que puede aplicarse en dos supuestos:  
- Si la comunidad no cumple "las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan"
- En el caso en el que actúe "de forma que atente gravemente el interés general de España"
     No han faltado ocasiones para poder aplicarlo en el primer supuesto, pero siempre se hizo la vista gorda, sin duda porque en esos casos perjudicaba a los gobernantes y beneficiaba a los ciudadanos y los lobos, según la sabiduría popular, que suele hablar por experiencia, no se muerden unos a otros. Pero en esta ocasión, la peregrina Declaración Unilateral de Independencia del expresidentes Puigdemont y su camarilla, afectaba a España, es decir, a los gobernantes y a los ciudadanos, y el Gobierno tuvo razones para activarlo en el segundo supuesto. Gracias a este folclore de referéndum ilegal, de urnas de pacotilla, de votos amañados, de declaraciones de independencia que tan pronto son simbólicas como son reales, de repúblicas que los mismos que las proclaman reniegan de ellas para salir de la cárcel o para no entrar en ella, de políticos presos que se declaran presos políticos como poseídos por la verdad, de exgobernantes fugados que lloran como exiliados para intentar que la compasión de los bisoños les entregue lo que les niega la razón de los experimentados, de políticos que tienen quien les pague su libertad mientras que los ciudadanos ven llegar la ruina económica y los problemas de convivencia y un sinfín de desatinos que moverían a la risa si no estuvieran en juego tantas cosas importantes para los ciudadanos, tienes que celebrar tu cumpleaños con unas elecciones a la vista que, digan lo que digan las encuestas, todo son interrogantes: ¿Conseguirán restablecer la normalidad como asegura el Gobierno? ¿Serán capaces los partidos nacionalistas de unirse en caso de empate? ¿No servirán estas complicadas elecciones para volver al punto de partida?...
     Ante tanta incertidumbre solo puedo desearte una cosa: que los gobernantes recuerden todos tus artículos y los ciudadanos se tomen la molestia de leerte con atención antes de ir a votar, para que unos y otros entiendan que los patriotismos son tan bonitos como respetables, pero el poder comer y vivir en paz siempre están por encima.

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